Según las Naciones Unidas las principales fuentes de energía para el año 2050 provendrán del sol, las aguas, el viento y la biomasa. O, por lo menos, es el objetivo que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) persigue.
El IPCC, señala que con las políticas adecuadas estos tipos de energías podrían llegar a cubrir el 77% de la demanda. El potencial es ilimitado, sobre todo con la energía solar. Y aunque algunos consideran que el objetivo es poco realista y muy ambicioso, marca la hoja de ruta de la industria energética en el mundo.
Las energías renovables son fundamentales para evitar el aumento de la temperatura en el planeta. Además, y como señala el informe del IPCC, su uso eliminará la dependencia de las economías atrasadas y el alza de las emisiones de CO2.
No obstante, y aunque sus potencialidades no están en cuestionamiento, “existen importantes retos técnicos y políticos“, señaló el relator, Ottmar Edenhofer.
Las energías renovables suplieron el 12,9% de la demanda mundial de energía el año 2008 declaró la ONU. De todos los tipos de energías amigables con el medio ambiente, la biomasa fue la que más aportó con un 10,2%, luego estuvo la energía hidráulica con un 2,3%, posteriormente la energía eólica con un 0,2%, y por último la energía geotérmica y solar con un 0,1% de contribución.
Cabe destacar que la energía que se obtiene del carbón, el petróleo y el gas natural, si bien, actualmente, cubren el 85% de la demanda de energías a nivel mundial, son las responsables del 60% de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, por lo tanto las que más contribuyen al calentamiento del planeta.
El informe de la ONU fue elaborado antes de la crisis nuclear que afecta a Japón y fue presentado anteayer en Abu Dabi. En él se señala que los altos incentivos públicos, así comoel elevado precio de los combustibles fósiles y el alto desarrollo tecnológico contribuyen a acelerar la implementación de las energías renovables.
Es importante señalar que la ONU estableció que sólo se utiliza el 2,5% del potencial que poseen las energías renovables, eso refleja la enorme capacidad de desarrollo que poseen.
El traspaso a este tipo de energía significará una baja en las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera de entre 220.000 y 560.000 millones de toneladas, según un análisis hecho por 120 expertos.
Para concretar este avance, la ONU calcula que en la próxima década deberán movilizarse hasta 5,1 billones de dólares (3,5 billones de euros) en energías limpias para que el suministro pueda multiplicarse por 20, más otros 5 billones de euros entre los años 2021 y 2030.
El IPCC estima que el informe presentado aporta “una claridad necesaria” para enmarcar el debate y presentar las opciones que tienen los Gobiernos.
Por su parte, Greenpeace cree que el informe se transformará en el instrumento que abrirá el camino al uso sostenido e incrementado de las energías renovables en el planeta.
En ese mismo marco, son muy interesantes los datos que nos entrega la ONU y que hablan de un incremento en el uso de las energías limpias por parte de los gobiernos, a pesar de los traspiés sufridos por la economía últimamente.
Por ejemplo, la energía eólica creció un 30% en 2009 y un 3% la hidráulica. Sin embargo la que más creció fue la distribución de energía fotovoltaica, un 50%. La termosolar lo hizo un 20%, mientras que el biodiesel subió un 10% y la geotérmica un 4%.
España llega a estas instancias en una posición aventajada dado el contundente plan energético de estos últimos años, y que apunta justamente a este objetivo.
Sólo en el mes de abril, según datos entregados por el observatorio energético de WWF, las energías renovables aportaron un 52% de la generación eléctrica.
Esta cifra está compartida entre: energía eólica (16%), energía hidráulica (15,4%), solar, biomasa, cogeneración y minihidráulica. Mientras la energía nuclear aportó un 22% y las térmicas de carbón, un 12%.
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